No recuerdo cuando me volví rescatista de perritos, enfocada únicamente en salvarlos, ayudarlos a cambiar y aumentar su autoestima. Pero lo que sí recuerdo claramente es darme cuenta, después de largos años, de que los hombres no son perritos, y yo ciertamente no soy una ONG.
Caí en un ciclo interminable de relaciones románticas fallidas, pero lo más sorprendente es que seguía sucediendo una y otra vez. repitiendo frases como «eres demasiado buena para mí», «no te merezco», «no puedo creer que alguien como tú esté conmigo». En ese momento, escuchar todo eso me hacía sentir la mujer más feliz del planeta; pensaba que estaban locamente enamorados de mí. Pero esas palabras simplemente ocultaban la enorme montaña de inseguridad que guardaban al estar con una mujer como yo. Pero, ¿qué estaba pasando? ¿por qué atraía ese perfil de hombres?.
Me destacaba en todos los aspectos de mi vida: profesionalmente, en mi familia, financieramente. Pero, sin darme cuenta, había un vacío emocional, una necesidad constante de encontrar mi otra mitad. Esto me llevó a descuidarme cuando conocía a alguien nuevo, olvidaba qué era establecer mis propios límites. Y créeme, nada bueno surge de un lugar de carencia. Así que no importaba si eran celosos, compulsivos o controladores. Solo anhelaba esas caricias cuando estábamos juntos, detalles básicos y palabras dulces en cada encuentro que teníamos.
Mi autoestima se desplomó, siempre tenía la sensación de estar infravalorada o no ser apreciada por quien realmente soy. Al persistir en relaciones con hombres que claramente estaban por debajo de mí en cuanto a ética y moral, me hundí en un remolino de desilusión y desamor. Me encontré en un bucle interminable de intentar elevar a mi pareja, ¡les ofrecía sesiones de coaching sin cobrarles un dólar! Estaba atrapada en un juego de manipulación y complacencia, donde mi valor como mujer era constantemente puesto en tela de juicio. Pero como les dije, esto me pasaba repetidas veces, hasta que por fin me di cuenta de que si no me amaba y respetaba lo suficiente, seguiría atrayendo a estos hombres inferiores en valores que solo traían consigo un tsunami de toxicidad emocional.
Mi experiencia me ha enseñado que los hombres son conscientes cuando tú eres más que ellos. Entonces, al aceptar salir con un hombre asi, ya saben que estás conformándote con menos, y también saben que podrías aspirar a alguien mil veces mejor. ¡Así que por favor! ¡Créele cuando se tire al suelo y te diga que mereces algo mejor! En el momento en que escuches eso ¡HUYE!.
Quiero compartir contigo lo que me ayudó a dejar de hacer caridad con los hombres:
- Abraza tu fabulosidad: Antes de siquiera considerar salir con alguien, necesitas estar enamorada de ti misma. Haz una lista de todas las cosas increíbles que te hacen única y maravillosa. ¡Reconoce y celebra tu propia grandeza.
- Activa tu intuición: Después de trabajar en ti misma, confía en tu instinto y aprende a reconocer a tu «husband material». Ese hombre que hace latir tu corazón a mil no solo por su apariencia, sino porque comparte tus mismos valores en la vida.
- Establece límites: Eleva tus estándares y despídete de aquellos que no suman a tu vida. Establece límites claros y no tengas miedo de dejar ir a quienes no cumplan tus expectativas. Recuerda, mereces una relación que te eleve y te haga brillar aún más.
- No le tengas miedo a estar sola: Aprende a disfrutar de tu propia compañía y a valorar el tiempo que pasas contigo misma. No necesitas a alguien más para sentirte completa. Estar sola puede ser una oportunidad para crecer, aprender y fortalecerte como persona.
Quiero hacer un llamado a la acción: Si estás aceptando solamente palabras bonitas como el estándar de una relación, te estás vendiendo por debajo de tu valor. Créeme, mereces mucho más que cumplidos vacíos. Cada vez que te encuentres con alguien nuevo, tómate un momento para reflexionar: ¿Este hombre comparte mis mismos valores? ¿Me trata con el respeto y la consideración que merezco? No subestimes tu valor, ni sacrifiques tus estándares por una falsa ilusión de amor. Tu felicidad y bienestar son prioridad en cualquier relación. Así que, antes de comprometerte, asegúrate de que estás con alguien que realmente te valore por quién eres.
Ahora soy sumamente selectiva. Reconozco plenamente el arduo trabajo y los sacrificios que he invertido para alcanzar mi independencia, bienestar, paz y felicidad. Cada logro y cada desafío superado han contribuido a mi crecimiento personal. Por lo tanto, es fundamental para mí que mi pareja esté en la misma sintonía o, preferiblemente, en una frecuencia aún más elevada. Alguien que no solo comparta mis valores, sino que también sea un faro de inspiración y respeto. Una relación en la que ambos nos impulsemos mutuamente hacia el crecimiento personal y la realización de nuestros sueños.
Puedo sonar exigente, pero incluso en mis citas ahora prefiero conocer hombres que posean un nivel de éxito financiero similar al mío o superior. Soy consciente del esfuerzo que me ha llevado alcanzar lo que tengo, por eso valoro la estabilidad económica, poder compartir objetivos y un estilo de vida sin conflictos financieros.
Me he dado cuenta que esto va más allá de la atracción física o química sexual; se trata de encontrar una conexión en un nivel mucho más profundo. Se trata del amor propio y el respeto incondicional que tengo por mí misma. Para mí, esto no es amor transaccional; es ser inteligente, tener estándares, ahorrarme malas experiencias innecesarias y, lo que es más importante, proteger mi bien más valioso: mi tiempo.
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